#94. El futuro del trabajo II
Reflexionando de nuevo sobre el mercado laboral tres años después
Bienvenido/a a mi newsletter.
Soy @alvaroalegriam y aquí comparto mi visión personal sobre temas que me apasionan alrededor del mundo de los negocios, el emprendimiento y el desarrollo personal.
Si a ti también te interesan, únete a los >3.100 suscriptores que ya forman parte de esta familia.
Hola de nuevo.
Hace exactamente 3 años, el 18 de mayo de 2021, publicaba la edición 28 de esta newsletter (que por entonces tenía otro nombre) titulada “El futuro del trabajo” y que, si tienes interés, puedes leer en el siguiente enlace cuando tengas un rato, aunque te adelanto que no necesitas hacerlo para disfrutar la edición de hoy.
En aquella edición reflexionaba sobre distintas realidades que se estaban dando y cómo creía yo que eso afectaría al mundo laboral y llevaría a su posible transformación.
Y a modo de “cliff hanger” dejaba esta frase al final del artículo:
Una de las últimas barreras del trabajo tal y como lo conocemos es la exclusividad de la relación laboral.
Un “cliff hanger” es un recurso narrativo por el cual se crea una situación de gran tensión dramática que, sin embargo, queda interrumpida y deberá completarse más adelante y si lo usé es porque sabía que, antes o después, volvería a escribir sobre este asunto.
Al final, han tenido que pasar 3 años para retomar el tema, pero creo que hemos entrado definitivamente en una nueva etapa del mercado del trabajo y que muy pronto, las cosas se van a poner “interesantes”.
Digo que hemos entrado en una nueva etapa porque el 40% de las empresas españolas ya trabaja con freelancers y de las que ya lo hacen, el 80% tienen plantillas de 9 empleados o menos.
No hace falta ser un lince para entender el porqué de estas estadísticas en nuestro país, donde el grueso de nuestro tejido industrial son fundamentalmente PYMES.
El número medio de empleados por empresa en España es de 4,5. Y aunque es una cifra baja con respecto a la media europea (5,9), la realidad es que está distorsionada por la plantilla de grandes compañías. Porque, según CEPYME, el 95% de las empresas tiene entre 0 y 2 empleados.
Si tenemos en cuenta el nivel de competitividad al que tienen que enfrentarse muchas de las empresas, es casi de perogrullo pensar que, la inmensa mayoría de ellas, necesitan apoyo externo para lograr ejecutar todas las tareas que forman parte de su operativa.
Es cierto que parte de esas tareas ya es habitual externalizarlas como la asesoría legal y fiscal, la contabilidad o la gestión de recursos humanos. Pero ¿qué sucede cuando una empresa comienza a crecer y necesita perfiles más específicos en campos en los que no ha contratado antes? ¿Quien enseña al dueño de un negocio a contratar un Community Manager cuándo nunca antes ha empleado uno? ¿Cómo se evita el fracaso de un proyecto donde ninguno de los miembros del equipo forma parte de la plantilla?
Yo, que he vivido en primera persona la transformación de la empresa que fundó mi abuelo hace más de cincuenta años, te puedo garantizar que estas decisiones suponen un auténtico dolor de cabeza para muchos empresarios y empresarias.
Pero luego tenemos la otra cara de la moneda. La que yo no he vivido nunca en primera persona y la que, por ello, siempre me ha causado más intriga. ¿Cómo se convierte alguien en freelance y comienza a trabajar para otros?
Asumo que muchos de los que me leeis sois autónomos y esta es vuestra realidad diaria pero, para alguien como yo, que siempre ha trabajado por cuenta ajena y al que han venido siempre a buscar para que participe en algún proyecto, resulta desconocida la sensación de salir a buscar clientes.
Si llevas el suficiente tiempo por aquí, quizás recuerdes que escribí una edición de la newsletter que fue bastante polémica, porque inventé una historia que asustó a mucha gente. En aquella ocasión, contaba una serie de eventos (inventados) que hacian ver que me había quedado sin trabajo y sin dinero y debía comenzar completamente desde cero.
El resultado de aquello fue tremendo. Perdí cientos de suscriptores (y gané casi los mismos) y el revuelo en Twitter fue tremendo. Nopierdas el tiempo intentado encontrar aquella edición porque la borré y ya no está disponible.
El caso es que, mi objetivo con todo aquello, era plantear a la gente un ejercicio: que imaginaran que algo similar les sucedía y debían empezar a construir su carrera y su patrimnio de nuevo. Que se analizaran a ellos/as mismos/as y pensaran si tenían un Plan B en caso de que todo se fuera a la mierda.
Me gusta mucho repetir ese ejercicio y como verás, sigo planteándoselo habitualmente a mis conocidos.
El caso es que, cuando lo hago para mí, siempre acabo llegando a la conclusión de que la consultoría de negocios sería una gran salida para una situación como esa. Por dos motivos: por un lado, porque no necesito nada para ejecutarla salvo mi cerebro y por otro lado, porque me permitiría aportar valor muy rápido y en consecuencia, generar ingresos a la misma velocidad.
Pero aunque el papel lo aguanta todo, la realidad puede ser muy diferente. Porque muy rápidamente me asalta la misma duda que, hasta hace muy poco, no era capaz de resolver. ¿Por dónde empiezo? ¿Cómo se consigue el primer cliente? Como te decía antes, nunca he tenido que enfrentarme de forma proactiva a la búsqueda de clientes y la verda es que me cuesta imaginarme llamando a puerta fría a una empresa para ver si necesita mis servicios.
Conozco y he usado feverr, he usado y vendido productos digitales por Gumroad y tengo casi 8000 seguidores en Twitter, pero en ninguna de esas plataformas me sentiría cómodo ofreciendo mis servicios, porque creo que no es el lugar donde una empresa pueda valorar mi tipo de perfil.
En las primeras, porque creo que la calidad de los servicios se ha devaluado y la única forma de ganar dinero es vendiendo a volumen proyectos de bajo valor. Y en Twitter, porque me imagino a mi mismo con un cartel de “se vende” y me mata de la pereza hacer labor comercial.
Honestamente, acababa decidiendo que ser freelancer no era para mi y que si tenía que empezar de cero, mi camino debía de ser otro.
Hasta hace poco.
Porque en una de las últimas veces que hice este ejercicio con amigos y les comentaba lo que acabo de contarte aquí, me preguntó si conocía “Shakers”.
Mi respuesta fue que no. Y confundido por el nombre en inglés, mi primera intuición fue pensar que sería una empresa inglesa o americana y que, por tanto, no era solución óptima para mi.
Pero cuando me enseñó la web, resultó que es una empresa española y al ver el logo (que te pego debajo por si te ha pasado lo mismo que a mi) me di cuenta de que ya lo había visto antes sin tener ni idea de a qué se dedicaban.
El caso es que creo que es un acierto que exista una empresa así con foco en España. No porque tenga previsto dejar el trabajo y lanzarme en el corto plazo a ser autónomo, sino porque sigo creyendo que el mercado laboral va a sufrir cambios importantes en el medio plazo.
Cuando escribí aquella edición número 28, mis principales argumentos eran el auge del teletrabajo o los primeros impulsos en favor de la semana de 4 días. Sin embargo, ahora, mi principal argumento es el impacto que va a provocar la inteligencia artificial en muchas profesiones.
No hay informe ni artículo sobre este fenómeno que no destaque las bondades de esta tecnología sobre la productividad en las empresas. Y yo, que trabajo en este campo, puedo asegurarte que es cierto. Casi cualquier tarea que hacemos hoy las personas podrá automatizarse en gran medida e incluso por completo.
Esto hará que equipos en los que hoy trabajan 10 personas, sólo se necesiten 3 para ejecutar el mismo trabajo. ¿Y en las empresas donde el equipo es de una persona? Pues se necesitarán 0,3 personas. O, lo que es igual, muchos puestos fijos pasarán a estar desempeñados por personal externo que dedicará sólo unas pocas horas a la semana.
Obviamente, esto será una transición gradual, pero puedes estar seguro de que la transformación de nuestro mercado laboral será una realidad en pocos años. Y personalmente, me tranquiliza que para una travesía tan crítica no tengamos que depender de plataformas extranjeras, enfocadas a otros mercados y en otros idiomas.
Quizás puedas pensar que exagero y que mi opinión sobre el mercado del trabajo en España tiene poca validez (no te culpo) pero, investigando un poco más a fondo he descubierto que a finales del año pasado levantaron varios millones de euros en una ronda de financiación en la que, además de fondos privados y corporate venture capitals, invirtió como business angel Hilario Albarracín (expresidente de KPMG) que habiendo dirigido una de las empresas de servicios profesionales más importantes de España, con más de 5.000 empleados, algo debe saber sobre este mercado.
Espero que hayas disfrutado de esta edición. Ya sabes que siempre agradezco que me lo hagas saber dejándome un me gusta 💛 y que la compartas por correo o en redes sociales, con amigos y seguidores.
Gracias por leerme
Nos vemos en unos días.
Un abrazo