Soy @alvaroalegriam y aquí comparto mi visión personal sobre temas que me apasionan alrededor del mundo de los negocios, el emprendimiento y el crecimiento personal. Si a ti también te interesan, únete a los >2.780 suscriptores que ya forman parte de esta newsletter.
Creo que todos los que generamos contenido por escrito (libros, blogs, newsletters, artículos) caemos alguna vez en el error de valorar nuestro propio contenido al peso y explicar algunos temas con más palabras de las necesarias, por miedo a que un texto corto sea percibido como de menor valor que uno más extenso.
Hoy quiero huir de eso y voy a intentar hacer una edición sobre un tema interesante sin irme por las ramas. Como se dice en el mundo del fútbol: “cortita y al pie”.
Sobre todo, porque lo importante de hoy no es lo que yo te cuente, sino lo que hagas tú después con ello.
¿Qué es una ventaja injusta?
Es aquella ventaja que es casi imposible de igualar por tus competidores y cómo tal, te posiciona en una situación de privilegio frente a ellos, siendo ese privilegio tan grande, que llega a parecer injusto.
¿Por qué es importante conocer el concepto?
Antes o después, te verás en la necesidad de competir: por un puesto de trabajo, por un ascenso, por una mejora salarial o por cualquier otra circunstancia.
Llegado ese momento, partirás con ventaja si tienes claro qué es lo que te hace diferente y cómo puedes usarlo en tu favor.
¿Las ventajas competitivas se tienen o se crean?
La respuesta rápida es: ambas.
Hay talentos que son innatos y que bien desarrollados pueden convertirse en ventajas injustas y hay otros talentos o incluso activos, que se pueden adquirir durante la vida.
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¿Cómo encontrarla?
El primer paso ya lo has dado y es saber que las ventajas injustas existen. Parece obvio, pero es imposible buscar lo que no se sabe que existe.
De cara a encontrarla, es importante entender que lo que lo convierte en una ventaja es el hecho de que tiene la capacidad de crear valor, para ti mismo o para otros.
Las ventajas pueden ser tan diversas que tienen al infinito y por tanto, habrá infinitos caminos para llegar a ellas. Sin embargo, yo te propongo tres alternativas que probablemente sean útiles para la mayoría de vosotros.
Autoanálisis: Ten la valentía de llevar a cabo un ejercicio de autocrítica y crea tu propio mapa de capacidades, identificando aquellas que sean realmente potentes. Una vez que tengas el listado, enfrenta unas capacidades a otras y quédate con la que te haga más especial. Repite hasta que únicamente te quede una.
Enfréntate al espejo: Si crees que no serás capaz de hacer el ejercicio anterior, te recomiendo que pidas a otros que lo hagan por ti. Habla con personas que te conozcan en profundidad y pídeles que identifiquen aquellas cualidades que te hacen único. Si más de una persona coincide, probablemente ya tengas el camino hecho. Si no, ya te estarán dando la pista de que, por el momento, tu ventaja injusta no es obvia para el resto.
Haz el ejercicio sobre otra persona: Por último, quizás te sea más sencillo hacer este ejercicio sobre otra persona, tratando de analizarle hasta aislar su ventaja injusta. Empezar por otro te dará experiencia para hacerlo más adelante sobre ti mismo.
Otra obviedad: Tu ventaja injusta es una sola. Si no eres capaz de llegar a una, no has terminado el ejercicio.
Ejemplos de ventajas injustas
Activos: Algunos activos que pueden resultar una ventaja injusta: el dinero (en grandes cantidades), patentes, una maquinaria o equipos que sean escasos, una red de contactos de altísimo valor.
Capacidades: Son habilidades o conocimientos como, por ejemplo: Conocimiento técnico profundo sobre temas complejos, abultada experiencia práctica, ser plurilingüe e incluso tener carisma.
Por si te genera interés, en mi caso personal, tras muchos años de analizarme, creo que mi ventaja injusta es ser una navaja suiza. Tengo un conjunto de habilidades que, comparadas individualmente, no tendrían la categoría de injustas pero que, están suficientemente desarrolladas como para que, todas reunidas en una misma persona, me otorguen la capacidad de ser útil en casi cualquier situación a la que me pueda enfrentar.
¿Y tú, sabes ya cuál es tu ventaja injusta?
No me quiero despedir hoy sin comentarte que la inspiración para el tema de esta edición viene del podcast sobre liderazgo que ha lanzado mi amigo Danny Saltarén en el que pregunta por su ventaja injusta a todos sus invitados. Te dejo el enlace al primero de los tres programas que ya ha publicado.
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